7 sept 2012

ESTO EN INVIERNO NO NOS PASA



Este verano se acabó el mundo. La gente se desplomaba por las calles, convertidas en repentinos hornos crematorios. Las temperaturas sin precedentes alcanzadas en muchas ciudades amenazaban con aniquilar la vida sobre la tierra. 40 grados en Sevilla. En verano. Lo nunca visto. Es natural que una noticia de este alcance ocupase la mitad del contenido en los noticiarios de las cadenas de televisión. Los testimonios eran aterradores. Las imágenes, inenarrables: señoras abanicándose en los parques,  niños bañándose en fuentes públicas, hombres hechos y derechos incapaces de disimular los efectos que el bochorno producía en forma de espeluznantes humedades aferradas a su camiseta imperio. Pero esto no fue lo peor. Cuando pensaba que mis ojos no podían asimilar ni un gramo más de tragedia, explotó la bomba informativa: Cristiano está triste. Tras un segundo de incredulidad, me pareció sentir que el suelo se resquebrajaba, que las paredes cedían como muñecos de arcilla y la estructura de mis convicciones se desmoronaba ante el brutal impacto. Me sentí confuso. También deprimido. Y enfadado. Deberían prepararnos para estas cosas, y no dejarlas caer sin más, instalando el pánico entre la población y sin pensar en las consecuencias. ¿Acaso son los periodistas una raza de desalmados androides sin sentimientos? La respuesta, por desgracia, es afirmativa. Mis dudas al respecto se disiparon después de leer este despiadado titular: En verano se multiplican los problemas para encontrar sitio en la playa”.
Atroz.